martes, 27 de agosto de 2019

Cuidadoras perpetuas / Por mis ovarios, bohemias



Duérmete, mi niño, duérmete ya,
que viene el coco y te comerá.
Duérmete, mi niño, que tengo que hacer,
lavar tus pañales y ponerme a coser
una camisita que te vas a poner.


A pocos meses de haber iniciado el sexenio, la Secretaría de Bienestar Social del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador canceló el programa de Estancias Infantiles al asegurar que se incurría en desvíos de recursos, por lo que ya no se entregaría el dinero a las guarderías, sino directamente a sus padres o tutores, 1,500 pesos bimestrales, para que ellos decidieran si los niños regresaban a las estancias y pagaran el servicio con ese dinero, o a sugerencia del entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, las abuelitas podrían hacerse cargo de cuidar a los niños, y así ellas directamente serían beneficiadas.
Si existían desvíos de recursos o malos manejos en los subsidios, el Gobierno debió realizar las investigaciones pertinentes para detener esta práctica, pero no fue así. Canceló de tajo el programa y afectó directamente, primero, a los niños al frenar su desarrollo en las estancias, después a los padres y madres que, vueltos locos, tuvieron que buscar de inmediato cómo resguardar a sus hijos mientras realizaban sus actividades cotidianas, y también a las trabajadoras de las guarderías, al dejarlas sin su fuente laboral; eso sí, realizó un “censo” para saber a quienes entregarían el dinero en la mano, sin establecer los lineamientos para evitar “otro” desvío de dinero. La Comisión Nacional de Derechos Humanos se pronunció al respecto: la desaparición de las estancias infantiles fue violatoria a los derechos de la infancia en México. López Obrador tachó de absurdo esto y se negó a acatar la recomendación de la CNDH.
Si dejamos por un momento estas acciones, también podemos observar el discurso del Gobierno de México: la crianza es cosa de mujeres. No sólo se trata de la declaración del exsecretario, sino de la percepción que se tiene, las familias resolverán la situación y serán beneficiadas a la larga. Sin embargo, no se consideró que el llevar y traer, dar de comer, bañar, dormir, limpiar el tiradero de todo esto, es una labor casi en su totalidad de “naturaleza” femenina. Nosotras somos la materia prima para que las familias “funcionen” porque no existe la promoción de las tareas y obligaciones domésticas compartidas entre padres y madres.
Las mujeres crecemos sin poder tomar las riendas de nuestros propios proyectos, que las más de las veces están acomodados a los horarios escolares de los hijos, o limitados a los trabajos en la casa, impulsado por ese mismo discurso de los institutos de las mujeres que promueven cursos estereotipados de corte y confección, cortes de cabello o repostería, o, por supuesto, padecer amorosas pero dobles y triples jornadas laborales fuera y dentro de casa.
Los Gobiernos nunca han querido ver lo que implican sus políticas públicas, como las asistenciales, que no combaten la pobreza, y en este caso en particular continúa con un proyecto neoliberal que no beneficia en la redistribución política y económica, y que oculta las experiencias cotidianas femeninas, lo que entorpece por completo nuestro potencial, la maternidad no debería ser excluyente de proyectos laborales, escolares y creativos de las mujeres, pero es muy difícil si estamos solas en esto, se reproduce el mandato de que si eres mamá, lo eres las 24 horas del día; más aún, continúa siendo muy complicado que los hombres comprendan y acepten que sus obligaciones no son exclusivas a la de proveedores, sino que también deben involucrarse en la crianza, no las abuelas, no las tías, ellos; todo esto sin considerar siquiera la situación de abandono de la mayoría de las mal nombradas “madres solteras”, cuando carecen de una red de apoyo.
Así es como se reproduce el estereotipo de que las mujeres somos las cuidadoras de todos, pero al final, ¿quién nos cuida a nosotras? El Gobierno, no. La familia, no. No sólo eso, también se promueve un ambiente y un discurso discriminatorio, ese de nosotras nos hacemos cargo, nosotras somos las responsables, solas o acompañadas, nosotras lo resolvemos. Lo tenemos que resolver. ¿Con quién pretendía reunirse López Obrador para combatir el huachicol? Con las mamás de los huachicoleros. Sin considerar que esto es totalmente insensato al tratarse de materia de seguridad nacional.
Ese Gobierno de México ha querido colgarse de la bandera del feminismo desde la campaña, mucho de esto a través de la figura de la secretaria de Gobierno, Olga Sánchez Cordero, que a lo largo de su carrera ha hablado de los derechos de las mujeres, ella, no López Obrador. Y sin embargo, ella es la que ha quedado relegada de sus tareas desde el inicio, invisibilizada. Y ya, a unos días de que López Obrador entregue su Primer Informe de Gobierno no hay acciones contundentes que garanticen la igualdad y la equidad para las mujeres. 
Si de verdad existiera una transformación, la 4T hablaría de condiciones de empleo, de educación y de salud compartidas entre mujeres y hombres para los hijos de ambos. Otorgaría permisos masculinos en el periodo del posparto, la lactancia, la enfermedad, la integración de tareas. Al menos en un inicio.
Porque traer un hijo al mundo es un proyecto biológico, pero no es exclusivo de las mujeres, que la mayor parte de las veces se encargan de personas ingratas, que son las cuidadoras perpetuas de todos sin que exista para ellas reciprocidad, ni protección emocional, económica y social. Llevar, traer, dar de comer, bañar, cuidar, proteger, atender a los hijos o nietos, cantarles canciones de cuna, sigue siendo visto como cosa de mujeres. Ni en el discurso estamos incluidas, menos en los hechos: recortes y cancelaciones a refugios para mujeres víctimas de violencia extrema, cancelación de apoyos a niños hijos de mujeres víctimas de feminicidios. 
Entonces, con este Gobierno de la Cuarta Transformación, ¿cuál va a ser la transformación para la vida de las mujeres en México?

@negramagallanes

martes, 20 de agosto de 2019

Decidir sobre el cuerpo: símbolo de Venus / Por mis ovarios, bohemias



El viernes en la noche mientras veía en Twitter los cantos, los gritos, los golpes, el rosa y el verde, los vidrios quebrados, el símbolo de Venus grafiteado en paredes y monumentos, el hartazgo, no sabía qué sentir ni qué pensar porque no podía creer que estuviera sucediendo. No era “ver arder el mundo” ni darme golpes de pecho por los destrozos. No podía reír ni festejar ni dolerme. Otra vez otra marcha. La misma exigencia. Nuevas violencias. Tan sencillo como que no estaba pensando con claridad. Observar la manifestación y los destrozos como los que hace cualquier hinchada de fut me parecía no sólo reduccionista sino violento también. 
“Sólo yo tengo derecho a decidir sobre mi cuerpo”, me la pasé repitiendo la semana pasada como una loca, mientras preparaba el guion de un video. Sólo yo tengo derecho a decidir sobre mi cuerpo, el principio básico de la exigencia femenina que hasta ahora no es una realidad para las mujeres, porque siempre habrá quién nos diga cómo ver las cosas y qué decidir, qué hacer, qué pensar, qué sentir. Siempre hay un censor que evalúe nuestras acciones y nos culpe y responsabilice por todo, hasta por nuestra muerte. Siempre habrá quién prefiera vernos como víctimas eternas antes que como personas conscientes de tomar una decisión, aunque sea equivocada, ¿que tampoco tengo el derecho a equivocarme, o qué?
Tan no podemos decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra vida ni nuestras acciones, que por eso no podemos usar minifalda sin que nos llamen putas o golfas, o sin que señalen la celulitis o los pelos de nuestras piernas o axilas; o del otro lado: no podemos decidir usar ropa holgada o masculinizada sin que también sea motivo de crítica. Tan no podemos decidir, que no dejan de hablar de nuestra gordura o nuestra delgadez o nuestras tetas o culos operados, estriados, pequeños, grandes, obscenos, algo necesitan destacar de él. Tan no podemos, que el aborto está regulado sólo en caso de que nos violen o sea un riesgo. Tan no podemos, que es imposible pensar que una mujer decida ser trabajadora sexual. Incluso dentro del feminismo, las abolicionistas dirán que las que deciden esta labor están siendo manipuladas o coaccionadas por alguien detrás de ella, un padrote, una matrona, porque es más fácil victimizarlas a las pobrecitas putas, maltratadas por la vida y sus circunstancias, y confundir su derecho a decidir en libertad con el aberrante delito de Trata de Personas, que creer que una mujer tomó una decisión consciente, socializada, por los motivos que ella tuviera, el dinero, el gozo, el morbo, la facilidad. Mientras, esta desacreditación criminaliza el trabajo sexual, niega la sindicalización y la exigencia de los derechos sexuales, de salud, de vivienda, de jubilación, los derechos de todos, y obvio, no favorece la erradicación de este grave delito que también padecen niñas y niños, porque las autoridades se enfocan en criminalizar el trabajo sexual, en detener, consignar, refundir a las putas antes que al proxeneta. 
Porque ser puta no es sólo cosa de decidir el oficio, sino el señalamiento a todas las acciones tomadas en libertad, negada a las mujeres; no es cosa de pobres, como dicen, ¿una rica nunca decidiría ser puta por ella misma?, porque, ¿se trata de vender el cuerpo, de rentarlo, de darlo gratis, de ser obligadas, o de preservar la virtud y la dignidad femenina al reprimir nuestra sexualidad? 
[“Sólo yo tengo derecho a decidir sobre mi cuerpo”. Como si todos tuviéramos el chance de tener el trabajo que queremos, el que deseamos, el que nos desarrolle como personas y creadores, ¿quién no se vende en estos días? ¡Su vida peligra, renuncie! ha sido la solución para sobrevivir a la cotidianidad, al consumismo, al capitalismo, al estrés, la receta para el workaholic que espera su jubilación porque como no pudo organizar su vida ahora sí va a organizar su muerte. Quiero unos palos de golf. Quiero ser freelance aunque tarden medio año en pagarme y yo coma todos los días. Quién no está coaccionado para vender su cuerpo y su mente en estos días? Todos queremos salir del hoyo y de las deudas. Todos queremos una casita decente. Somos mercancía susceptible de compra y venta.]
Pero es más fácil juzgar a las mujeres. Putas si deciden, víctimas eternas porque no lo hacen, porque no pueden, antes que garantizarles el derecho a decidir.
Así que miles de mujeres decidieron manifestarse el viernes contra la violencia, contra toda la violencia sufrida a manos de los hombres, y de otras mujeres también, ¿por qué no decirlo?, contra la violencia, toda, la que vivimos a diario, proveniente de todos lados. Y muchas decidieron hacerlo de forma violenta. Vándalas. Nadie se lo esperaba así. Mexicanas al glitter de guerra, gritaron. Sin embargo, ¿cuál es el estatus simbólico que le damos a la manifestación del viernes? ¿Por qué decidieron no destacar el trasfondo? ¿Quién se va a atrever a decir que es gratuito el enojo? Porque la constante es desvirtuar y menospreciar los sentires, nuestros desasosiegos y miedos, nuestras muertes también. Si te enojas, estás en tus días, eres agresiva, no razonas, no sabes lo que haces. Si hablas, malo, si externas tu hartazgo diciendo lo que no te gusta, malo, yéndote de donde no te quieren, malo, siempre habrá un menosprecio a lo que sientes, como cuando lloras porque también estás en tus días, pobre víctima que sufre pero no hace nada para remediarlo porque no sabes decidir, porque nosotros no te podemos ofrecer nada, ni justicia ni paz, si pides, malo, si suplicas por tu vida, malo, por tu dignidad, malo, y si al final exiges con violencia, malo también. Si te asesinan, mucho peor, es tu culpa por andar en minifalda a la media noche en la calle. 
Así que mientras gasté e invertí muchas horas viendo Twitter y Facebook, yo seguía con la frasecita pegada en la cabeza como sonsonete de reguetón: “Sólo yo tengo el derecho a decidir sobre mi cuerpo”. Pero créetelo, porque muchas mujeres no lo hacen. Como con las trabajadoras sexuales. Hay una exigencia en la higienización del cuerpo, en la preservación de las virtudes femeninas al más puro estilo del Frente Nacional por la Familia. Cierra las piernas y no abras la boca. Enfermas, sucias, puercas, la estigmatización de las putas, aunque en todos lados nos llaman así únicamente por nuestro cuerpo, ¿a poco no han escuchado lo sucias que somos cuando nos baja? No seas cochina, no hables de eso, guárdate, que nadie sepa que estás en tus días. Higienización del cuerpo y limpieza urbana. Las putas no salen de la Zona de Tolerancia, ¿qué imagen van a dar si las ves en la calle? En esta ciudad tan modernizada, cómo vamos a permitir que la gente vea a esas mujeres, que las conozca, que sepan de ellas. Necesitamos una ciudad limpia. Sin basura en las calles. Sin grafitis en los puentes. Necesitamos mujeres decentes. No vamos a hablar de “sus problemas” porque ensucia nuestras inversiones, aleja el turismo, no tumba el negocio.
¿No cumplen con nuestras reglas? No hablemos de su hartazgo. Putas, revoltosas, sucias de cuerpo, sucias de mente, vienen a destruir de nueva cuenta la ciudad que ya está destruida por la violencia, con sus pintas de cifras de feminicidios, con su diamantina, con los números de carpetas de investigación, con los nombres de las desaparecidas, de las violadas, de las quemadas, vienen a ensuciar y romper todo con sus exigencias. Destaquemos su violencia antes que el origen de ésta. Criminalicemos su protesta como lo hacemos con las putas. Con las que deciden. Mejor detener a las putas que al proxeneta. Mejor despreciar la manifestación de las mujeres que combatir la impunidad. Ellas decidieron gritar y romper vidrios. Irracionales. Quién va a escuchar ese histerismo. 
Ya es lunes y yo todavía no pienso con claridad. Abrí Twitter y Facebook y volví a ver nuevos nombres y rostros de mujeres asesinadas, violadas, desaparecidas. 
“Sólo yo decido sobre mi cuerpo”, no dejo de repetirlo como mantra, como letanía, para que se me haga verdad. Todavía no puedo creer que no sea cierto. Que no sea una realidad para todas el decidir sobre su vida. No puedo creer que el símbolo de Venus grafiteado sea para muchos hoy sólo un símbolo de vandalismo antes que de exigencia a una vida libre de violencia, una vida para poder decidir sobre nosotras. También estoy harta.

@negramagallanes

jueves, 15 de agosto de 2019

DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN AGUASCALIENTES, QUE CONTINÚE LA DISCUSIÓN






+El Estado debe abstenerse de establecer políticas que obstaculicen el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva
+Criminalizar el aborto daña gravemente la salud y los derechos humanos de la mujer al estigmatizar un procedimiento médico seguro y necesario
+Anteponiendo los derechos humanos y las vida libre de violencia de las mujeres, los congresos locales deben despenalizar el aborto voluntario



Hace unas semanas, las bancadas del PES, del Verde, del PAN y del PRI presentaron en total opacidad a la Oficialía de Partes del Congreso de Aguascalientes otra iniciativa de reforma para modificar el artículo 2 de la Constitución local con la inclusión de la oración “derecho a la vida desde la fecundación”. Lo que seguía era lograr el consenso de los demás diputados, subirla a pleno y votarla a favor con una mayoría calificada, 18 diputados como mínimo. Pero nada de esto pasó. Aunque no es la primera vez ni será la última que lo intenten.

LA INICIATIVA

Este nuevo documento inicia con un discurso sobre “el derecho a la vida”, pues establece que la mortal ola de violencia que padece el país, asesinatos de hombres, mujeres y niños, es precisamente por la falta de respeto a la vida que se observa en la indolencia de la sociedad y los gobiernos. Así, resalta que el Estado debe “entablar una conducta que dé lugar a la privación arbitraria de la vida, daño deliberado por acto u omisión”; también destaca que se ha instalado de forma progresiva una cultura de la “invisibilidad de la persona en cualquiera de sus etapas”, para después olvidar todos estos puntos, darle un giro y enfocarse en el “análisis científico”, sesgado e intencional de “la vida desde la concepción”.

Con todo el aparato y recursos de los que dispone el Congreso, incluyendo un Instituto de Investigaciones Legislativas, los 19 diputados -dos más de los que presentaron la iniciativa anterior en diciembre del 2018, 17- que participan en el “Proyecto de Decreto” para reconocer “la vida desde la concepción”, justificaron sus motivos en investigaciones e indagaciones de hace 50, 40, 30, 20 años, en notas periodísticas y artículos de opinión, lecturas a modo que benefician este discurso “provida” conservador. Más insultante y añejo aún: En este documento, los diputados firmantes citaron a William Harvey, un biólogo nacido en ¡1578!, de un texto que pomposamente a pie de página referencian al fragmento extraído del libro The evolution of man, de Ernst Haeckel, publicado en 1876.

La investigación sesgada es obvia cuando en sus consultas y referencias pudieron incluir otras notas informativas actuales, de este mismo año, como “El científico de la UNAM, Antonio Lazcano, explicó que las razones por las que un embrión no es considerado como una persona”, pues “A decir del biólogo desde la existencia de un óvulo y un espermatozoide hay vida, pues ‘están vivos como un cigoto’, pero la actividad nerviosa y la diferenciación celular que crea el sistema nervioso central de un embrión, no empiezan sino hasta la doceava semana de gestación: ‘Antes no se puede decir que se trate de una persona o individuo en potencia, sino de una masa de células vivas que no son una persona, no tienen derechos sociales.’”


LA CRIMINALIZACIÓN A LAS MUJERES NO SÓLO ES JURÍDICA

Aunque esta reforma constitucional no implica la modificación al Código Penal local, que establece sanciones por Aborto a la mujer o persona que lo realice, la “iniciativa” favorece por completo un discurso y análisis retrógrada e ignorante para impedir la garantía a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, por decir lo menos, que ha sido impulsado por grupos conservadores no únicamente en Aguascalientes, sino en todo el país, con el objetivo de incluir “proteger la vida desde la concepción” o el “derecho a la vida desde la fecundación” en el artículo 2, además que negarse a retomar el tema de las ampliaciones de las causales del aborto o su despenalización para procurar el aborto legal y seguro. Incluir esta “definición” en el artículo 2 atenta directamente contra la libertad de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, lo que las violenta y las criminaliza de múltiples formas, más allá de lo jurídico.

Retomo el tema, unas semanas después, porque es obvio que estos diputados promoventes no desistirán de su propósito hasta que tengan seguros los votos necesarios para que la iniciativa se transforme en reforma, por lo que es necesario continuar con la discusión. Apenas hace unos días, un grupo de mujeres rezaba frente al Congreso para que la misericordia de dios no permita que se apruebe, repetían, la matanza de bebés. Nos urge el debate con todo y su discusión, la información, los datos científicos y la difusión de que esto no es un tema moral, sino de derechos humanos.

LOS DIPUTADOS CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS
Porque los diputados no soltarán el tema hasta cumplir con su propósito. Uno de los firmantes de la iniciativa, el coordinador de la bancada panista, Guillermo Alaniz de León, amenazó con que será hasta el próximo periodo ordinario o en un extraordinario cuando estará lista la nueva propuesta para su discusión y posible aprobación, con el dictamen de las comisiones unidas de la Familia, Derechos Humanos y Puntos Constitucionales para llevarla al pleno: “Lo hemos comentado, es una iniciativa que ha presentado el PAN y que han suscrito algunos otros diputados, la idea es que tenga una muy buena mayoría para poderla presentar. Ya se presentó al Pleno en Asuntos en Cartera y pasará a comisiones como cualquier otra iniciativa, en el entendido que no se presentará si no se tiene una mayoría (…) de entrada tenemos 19 firmas, lo que nos permite de alguna manera con eso poderla presentar pero no queremos que esto suceda, queremos todavía que sea platicada y consensuada con los 27 diputados y si hay la oportunidad de presentarla, la presentaremos y si no estaremos a expensas de ello”.

La iniciativa fue expuesta por los medios de comunicación ante de que se subiera al pleno, lo que reveló la falta de transparencia, máxima publicidad y parlamento abierto con que debería actuar el Congreso del Estado al actuar “en lo oscurito”, por lo que la diputada por el PRI, Elsa Amabel Landín Olivares, al verse descubierta su firma en el documento y preocupada por quedar bien con dios y con el diablo, aseguró que su partido se retiraría de promover la iniciativa si no se cumplían las condicionantes necesarias para no criminalizar a las mujeres.
Según ella, el texto no repercute en este acto, la criminalización, pues la mujer que aborte puede pagar “su delito” (las comillas son mías) con una pena de trabajo comunitario o “de otra índole” y se otorgarían garantías para procurar “la vida” en Aguascalientes. Dos pájaros de un tiro, tal vez pensó.
Lo que no consideró la diputada priista es que en este país no sólo se criminaliza a las mujeres con la prisión, sino con el escarnio público o familiar; tampoco destacó cuál es el beneficio para la mujer ante este tipo de sanciones: expiar el pecado, cumplir su condena, reinsertarse en la sociedad. Su limitada perspectiva de género y de derechos humanos no le permitió analizar el contexto en el que las mujeres nos desarrollamos precisamente porque el Estado detiene nuestro libre ejercicio de decisión. Al parecer, la diputada Landín Olivares desistió de su apoyo a la iniciativa después de que saliera a edulcorar las razones de su firma en esta iniciativa, que sirve totalmente para que las mujeres denunciadas por aborto sean sometidas a procesos penales largos y revictimizantes, con múltiples repercusiones sociales y económicas.

No consideró, igual que sus compañeros diputados, el estigma que el aborto aún tiene en la sociedad y que llevan consigo, en el ejercicio de sus funciones, policías, médicos, ministerios públicos y jueces, aquellos que atienden a víctimas de violación o a mujeres que sufren abortos espontáneos y que inmediatamente son tratadas como criminales, estos prestadores de servicios que niegan u obstaculizan la atención precisamente por estos estigmas, reforzados por las instituciones ante las omisiones o desatenciones, lo que repercute directamente en sus obligaciones.


EL DISCURSO ES CONTRA LAS MUJERES
Mientras en el Congreso de Aguascalientes sigan priorizando el discurso del aborto como un atentado contra la vida, como un acto que realizan las mujeres por carecer de educación sexual o por pobres, mientras se siga considerando un delito y no un servicio de salud, el Estado continuará enviando un mensaje que incide en las creencias y prejuicios de la sociedad entera, pero sobre todo, recalco, en estos funcionarios públicos que ejercer todo su poder en contra de las mujeres cuando sospechan que se han provocado un aborto.

Y la deuda con las mujeres de parte de las autoridades continúa. En el informe Maternidad o castigo. 

La criminalización del aborto en México, que publicó en 2018 GIRE, se destaca que es una obligación del Estado mexicano el reconocer las normas sociales y estructuras de poder que impiden el ejercicio del derecho a la salud reproductiva en igualdad de condiciones, como los papeles asignados a cada género con medidas que deben abordar y eliminar los estereotipos discriminatorios, las presunciones y las normas en relación con la sexualidad y la reproducción que subyacen en este tipo de leyes restrictivas, así como los estereotipos vinculados con la maternidad que permean el sistema penal y se materializan, entre otras cosas, en la criminalización del aborto, que castiga a las mujeres que desafían las normas establecidas con respecto a su reproducción.
Y sí, la garantía de la salud reproductiva implica que las mujeres tengamos acceso a otros derechos, como la educación, el acceso a información de métodos anticonceptivos y a éstos, lo que repercute en la eliminación de la discriminación dentro de la familia, donde sucede un alto índice de violencia doméstica y sexual y, en general, todas las formas de violencia hacia las mujeres.


EL CASTIGO DE SER MADRE
De cualquier manera, la prohibición y criminalización del aborto no impide que las mujeres interrumpan su embarazo, pero prohibir que las mujeres tomen decisiones de forma autónoma, penalizarlas o impedirles que accedan a servicios de salud garantizados en la ley -como la NOM 046 para niñas mayores de 12 años víctimas de violación- son actos intrínsecamente discriminatorios.

GIRE señala que criminalizar el aborto, cito: “[…] daña gravemente la salud y los derechos humanos de la mujer al estigmatizar un procedimiento médico seguro y necesario. En los países donde el aborto provocado está restringido por la ley o no está disponible, la interrupción segura del embarazo es un privilegio de los ricos; las mujeres con recursos limitados no tienen más remedio que acudir a proveedores y prácticas de riesgo. Esto se traduce en una grave discriminación contra las mujeres económicamente desfavorecidas […]”, por lo que negar el acceso a abortos seguros obliga a las mujeres a ser madres o a buscar formas de interrumpir el embarazo que pueden poner su salud y su libertad personal en peligro.

Cuántos casos hemos conocido en donde las mujeres llegan a pedir atención médica por complicaciones obstétricas, abortos espontáneos, y el personal de salud la juzga, castiga y denuncia sin haberle otorgado los servicios de forma pertinente y sin respetar la presunción de inocencia, como señala GIRE, en casos de países donde las leyes contra el aborto permite que las mujeres sean encarceladas por haber sufrido un aborto espontáneo, pero en México, la falta de legislación, los prejuicios y la criminalización del aborto sí han llevado a someter a cientos de mujeres que llegan a hospitales con abortos en proceso y que son sujetas a tratos discriminatorios, aunque no enfrenten al final una sanción penal.


DE FONDO, ES ERRADICAR DISCRIMINACIONES ESTRUCTURALES

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Cedaw) establece que el Estado tiene la obligación de otorgar medidas que eliminen lo que repiten constantemente los diputados, pero sin trabajar en ello, las violencias hacia las mujeres, a través de las discriminaciones estructurales, así como la obligación de proporcionar resultados. Que no se ofrezca la igualdad en la salud reproductiva propicia y fomenta que “los factores sociales y culturales que alimentan y perpetúan el estereotipo de las mujeres como meros agentes de reproducción” se perpetúen entre la sociedad. Todas las políticas públicas, las iniciativas en materia de salud para las mujeres que suben en el Congreso se limitan a la salud materna, lactancia, sin que se incluya la anticoncepción, menos el aborto. El Comité contra la Tortura y el Comité de Derechos Humanos han determinado que, en algunos casos, obligar a una mujer a llevar a término un embarazo no deseado equivale a un trato cruel e inhumano. La criminalización de las mujeres por abortar es producto de la falta de voluntad política del Estado para cumplir con sus obligaciones.

En 2016, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones

Unidas, determinó que el Estado debe abstenerse de:
+Promulgar y aplicar leyes que tipifiquen como delito los servicios y la información de salud sexual y reproductiva;
+Promulgar y aplicar leyes que penalicen el aborto;
+Establecer políticas que obstaculicen el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, por ejemplo, los requisitos de autorización de padres, madres o tribunales para acceder a los servicios, en particular para el aborto y la anticoncepción;
+Tergiversar o difundir información errónea en materia de salud sexual y reproductiva, o establecer censura.

Debe proteger:
+Y adoptar medidas para evitar que terceros obstaculicen de manera directa o indirecta el disfrute del derecho a la salud sexual y reproductiva.
+Prohibir e impedir que agentes privados obstaculicen el acceso a los servicios de salud, por ejemplo, mediante la obstrucción física a las clínicas o la difusión de información errónea;
+Regular adecuadamente la objeción de conciencia de manera que en la práctica no impida a ninguna persona el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva;
+Velar por que las y los adolescentes tengan pleno acceso a información en materia de salud sexual y reproductiva, independientemente del consentimiento de sus padres o tutores o de su estado civil, y respetando su privacidad y confidencialidad.

Debe cumplir:
E implementar las medidas que sean necesarias -legislativas, administrativas, presupuestales, judiciales- para dar plena efectividad al derecho a la salud sexual y reproductiva, por ejemplo:
Asegurar el acceso universal de las personas a una serie de servicios de calidad, particularmente la atención de la salud materna, los servicios de anticoncepción y la atención para el aborto sin riesgo;
Garantizar la atención de la salud física y mental a víctimas de violencia sexual, especialmente anticonceptivos de emergencia y servicios de aborto sin riesgo;
Adoptar medidas para eliminar obstáculos como costos elevados y la falta de acceso físico o geográfico a establecimientos de salud sexual y reproductiva.
Elaborar normas y directrices para la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva, las cuales deben ser constantemente actualizadas para incorporar los avances médicos;
Proporcionar una educación adecuada en función de la edad, con base empírica y científicamente exacta en materia de salud sexual y reproductiva.


El documento de GIRE también establece que en México los derechos establecidos en papel están muy lejos de los servicios a los que tienen acceso las personas, en este caso el aborto por causales, ya sea por desconocimiento de las autoridades y, en particular, del personal de salud acerca de sus obligaciones, porque imponen requisitos no solicitados por la legislación que obstaculizan y en ocasiones hacen imposible el acceso a servicios legales de aborto y se permite la desinformación por parte de grupos antiderechos mediante la promoción de legislaciones que buscan restringir los derechos humanos; así como, otra vez, se continúa con criminalización de mujeres con emergencias obstétricas. Deja muy claro que el enfrentar un proceso penal por aborto, sin importar el sentido de la sentencia, puede tener consecuencias permanentes en la vida de las personas denunciadas, su familia y la relación con su comunidad.

Con esto y anteponiendo los derechos humanos y las vida libre de violencia de las mujeres, los congresos locales deben despenalizar el aborto voluntario, por lo menos durante el primer trimestre de la gestación.

En el Congreso de Aguascalientes volverán a subir otras iniciativas similares que dicten “el derecho a la vida desde la concepción”, mientras que Michoacán podría ser el segundo estado del país en donde se legalice el aborto. ¿Por qué? Porque ahí sí hubo un diputado que, junto con organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, presentara una vez y otra más, la iniciativa de ley para despenalizar el aborto en ese estado. El diputado Tony Martínez aseguró que su interés es que principalmente las mujeres no corran ningún riesgo al practicarse abortos de manera clandestina. Si ese es su argumento, está bien, a ninguna se obliga a abortar, pero todas tenemos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

En Aguascalientes, no hemos dejado de pronunciar los nombres de los 19 diputados que pretender “defender la vida desde la concepción”, pero ¿y el resto de los diputados alguna vez han tenido en sus agendas presentar la iniciativa de despenalización del aborto?

¿La propondrá la bancada de Morena y sus diputados José Manuel González Mota, Heder Pedro Guzmán Espejel, Erica Palomino Bernal, Cuauhtémoc Cardona Campos, Natzielly Teresita Rodriguez Calzada? ¿La trae en su agenda de izquierda el PRD con Jorge Saucedo Gaytán? ¿Lucía Armendáriz del PRI; Mario Armando Valdez del Panal? ¿El costo político es demasiado como para priorizar la lucha contra la violencia hacia las mujeres? Todos ellos votarán en contra la iniciativa, un regalo mínimo si ninguno de ellos ha propuesto la despenalización del aborto, no para que sea aprobado como acto de fe, en Aguascalientes esa lucha será larga y complicada, sino para mantener la discusión vigente, para que la sociedad debata, se informe, se arranque los estigmas, para propiciar la discusión urgentísima, consciente, lejos de dogmas religiosos y basada en las investigaciones científicas y en los derechos humanos. Las mujeres seguiremos abortando con o sin permiso. Garantizar los derechos reproductivos y sexuales nos alejará un poco de la violencia que vivimos.



@negramagallanes

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Consulta aquí el informe de GIRE: https://bit.ly/2zEl3AU 
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Ellos son los diputados que pretenden frenar nuestro derecho a una vida sin violencia: Dennys GómezGuadalupe de Lira BeltránJosé Manuel Velasco Serna; Mónica Becerra MorenoAlejandro Serrano Almanza;  Guillermo Alaniz; Karina Ivette Eudave Delgado;María Irma Guillén Bermúdez; Salvador Pérez SánchezPaloma AmézquitaEnrique García LópezAida Karina Banda IglesiasPatricia García GarcíaGladys Ramírez AguilarMónica Jiménez RodríguezSergio Augusto López;  Margarita Gallegos SotoJuan Manuel Gómez Morales;  Elsa Amabel Landín